(2) Pesadilla hecha realidad.

-¿Que?- grite
-Ellos tienen ganas de vernos- aclaro Alice-  En especial Aro.
No. No me iba a quedar ahí mientras esa plaga venía a mi casa
Me iría, tal ves a la casa de Emily o Rachel, quizás me iría con mi novio Jacob.
-No te puedes ir. dijo Edward tras leerme la mente.
-¿Porque no?
-Ellos te quieren a ti, principalmente.
Mi madre gruño bajo y yo la imite. No era algo en exposición y menos para que ellos me apreciaran.
Aun tenía ganas de irme con Jacob.
Jacob...
No quería ni pensar en como iba a reaccionar cuando se enterara.
Se pondría furioso, temblaría y me rogaría que me fuera con el.... y yo quería aceptar esa oferta
-En serio- insistió mi padre- no puedes irte.
Nos quedamos en silencio. Luego todos se pusieron en movimiento.
Tome las llaves del Volvo de Edward y salí hacia el auto.
-¿A donde va?- pregunto Bella, a su marido.
-Jacob- dijo simplemente el y se unieron a los otros.
No podía pensar con claridad.
Odiaba a los Vulturis con toda mi alma y ellos querían venir a verme.
En mi sueño iban a matarme, pero al parecer esas no eran sus actuales intenciones.
De toda formas no me agradaban, si hubiera podido hacer que desaparecieran lo hubiera hecho de buena gana.
Mis recuerdos de ellos eran muy claros y vividos, como había demostrado mi sueño.
Recordaba fuertemente a Aro y como le había pedido que no lastimara a mi familia, mis nuevos amigos, los lobos, a mi Jacob.
Me sorprendí cuando me di cuenta que estaba parada en la puerta de la casa de  Jake.
Mi mente se había desconectado de mi cuerpo pero este me había llevado a donde quería ir.
Entre en lo de Jake sin golpear la puerta, ya que este lugar era mi segunda casa.
En ese momento Billy salía.
-¡Hola, Ness!-
-Hola, Billy- salude- ¿Y Jacob?
-Se esta bañando- respondío mi suegro- Yo iré a lo de Sue, tu espéralo tranquila.
-¿Quieres que te lleve a lo de Sue?- ofrecí.
-No gracias yo puedo solo.
Y se fue.
Al pasar por la puerta del baño, le dije a Jake- "No te apures, disfruta del agua".- ya que sabía que me había oído.
Fui a su cuarto y me acosté en la cama.
Cerré los ojos, no estaba dormida pero tampoco estaba despierta. Mi mente bagaba por ahí, entrando y saliendo de recuerdos del pasado.
Un cuerpo caliente me abraso, y me tomo un segundo comprender que eso no estaba en mi cabeza, que estaba pasando.